Hoy desperte con ganas de escribir y no sabia de que hasta que revise mi celular, prendí en televisor y mire en la PC facebook y todo me señalaba a calle 13.
En los pasados días descubrí que muy poca gente de mi edad escucha calle 13, pues lo censuran por hablar de lo que no se supone que se debe mencionar, lo censuran por "grosero" , por mostrar cosas "inadecuadas" en televisión por ilustrar los sentidos de quien lo escucha. Según los que pueden hablar Rene Perez es el peor abuso contra la integridad humana, pero no lo son quienes nos roban cada mes nuestros impuestos, ni quienes escriben canciones dedicadas totalmente al sexo.
Últimamente he descubierto en calle 13, algo que solo ellos me pueden dar atravez de la música: "ganas de criticar" ganas de cambiar el mundo, ganas de seguir hablando por este medio para que al menos dos o tres personas más sepan lo que pasa en el pequeño mundo donde vivo, y sepan que todo lo que esta mal, también es culpa de nosotros, o por lo menos la verdad nunca no la van a dar al menos que hagamos de nuestras revoluciones
para quien quiera leer lo que escribo, en lo que creo... pueden tumbar al hombre pero jamas sus ideas¡
domingo, 28 de agosto de 2011
FIRME AQUÍ LE DOY MI PALABRA¡
no me había dado cuenta que en mí vida las cosas iban tan mal o tan bien, la verdad no me había dado cuenta de la histeria que tenía guardada en mi, de los secretos, de la incertidumbre, de la falta de todo y el exceso del mismo. No me había dado cuenta que tenía tantas cosas guardadas en mi cabeza, de mis miedos, de mis cegueras... no me había dado cuenta que existía.
La verdad siempre intento guardar el silencio, me da miedo hablar y hacerlo mal, decir una mentira al pronunciarme, o decir verdades y hacer daño a las personas cuando lo hago. La verdad pasa también lo mismo cuando escribo, pero al menos cuando escribo desnudo mi alma, y dejo que las palabras vuelen en mi mente dejando a quien me lee perplejo de tan compleja cabeza que poseo.
Al escribir descubrí que tenía el "don" de sacar todo lo mío, de demostrar los sentimientos que nunca muestro, de acariciar y abofetear a las personas, de gritar o de callar...
Hace poco en la Universidad me mandaron a escribir el por que escribía, la verdad escribí un montón de cosas que nunca terminaban, decía tanto pero al final no decía mas que efímeras palabras que solo yo entendía:
FIRME AQUÍ QUE LE DOY MI PALABRA ¡
Hace poco descubrí la manera de ahogar mis penas que no fuera una botella, de ahogar el alma pero que nunca le faltara nada para morirse de penas. Todo cambia para bien o mal todo cambia, y la inversa de mi sostenida palabra me ayudo a aprender a decir la verdad sin necesidad de efímeras respuestas a inconclusas palabras que alguna vez mencione.
Hace menos de unos cuantos años descubrí que la mejor forma de echar al mundo a la mierda era escribiendo. No, porque el mundo sea una sola mierda junta, sino que se divide en pequeñas secciones que no permiten ver todo, formando capas que tapan casi la mayor parte de las cosas. Algún día leía un artículo de la revista de la universidad del rosario, donde mencionaba algo sobre como el escribir lo que se piensa era tan peligroso en este mundo, principalmente en un país como Colombia y que por eso los súper héroes de estas épocas en su mayoría eran periodistas, o al menos el hombre de acero lo es. El hombre que solo la kriptonita podía vencer necesitaba de una labor tan peligrosa como el escribir, para poder vencer a un mundo al cual todo le importa más o menos nada. Contaban que Súper Man era periodista porque no existe mayor forma de vencer a los villanos de nuestras historietas bastante pintorescas a las que cada día nos enfrentamos. Nuestros villanos en su mayoría son dueños de las palabras y por eso escribir se convierte una frustrada labor para muchos, pero para mí se convirtió en el método más sutil para decirle al mundo que por más calmada y feliz que parezca tengo demasiadas cosas guardadas, que estoy cansada de ver sufrir a gente que ni conozco, que la sutileza de lo que hacen algunos cuantos afectan a todos y no de una manera chica, sino de la manera más ruin y criminal.
Alguna vez en un seminario que estuve hablando con una mujer llamada Rosa Clemente libretista del seriado “los caballeros las prefieren brutas”. Mencionaba lo apasionante que era para ella escribir y lo difícil que era poder hacerlo bien, cuando nunca se va a obtener el conocimiento completo de cómo se escribe de una forma adecuada. También me conto un poco de su vida y lo triste que era ser una periodista frustrado por no poder decir lo que sabía, lo que pensaba y tener que dedicarse a contar las historias con ficciones para que nunca nadie se enterar de la “realidad” atendida a lo subjetiva de la palabra- Desde hay creo importante hacer este labor, tengo que admitir que en el colegio era en lo que mejor me iba, y en varias ocasiones se convertía una pasión escribir, en todo sentido, en toda materia que se exigiera tener una cierto grado de dificultad narrativa, me encantaba y me permitía ser lame suelas o la sapa del salón cuando a esto se referían.
Unos años más atrás me leí unos cuantos libros de todo tipo, no puedo negar que en ellos descubrí las más efímeras y mentirosas afirmaciones del mundo frente a la palabra escrita. En alguna ocasión me encontré con los sentimientos que se transmiten, y la verdad, no tengo muchos que transmitir, al menos que sea en una pintoresca burla a lo que pasa frente a mis ojos o un breve verso que intenta imitar mis infantil admiración por el escritor Jairo Anibal Niño o tal vez los melancólicos recuerdos de quienes estuvieron y ya no. Para mí los sentimientos se convirtieron en la melancólica añoranza de tener que depender de alguien y no está mal depender de alguien está mal no tener la suficiente que dar ti solito.
Algunos días donde amanezco deschavetada, con ganas inmensas de escribir no tengo más que anular toda posibilidad de pensar, la verdad cuando escribo entre menos entienda yo lo que digo más lo entienden quien lo lee, y no porque sea complejo ni fácil de entender sino porque se reúsan las palabras a entenderse entre sí. No sé porque me funciono, al fin y al cabo cuando se escribe, es como hacer un contrato con el que valla a leer, puede que funcione al menos para mover los “sentimientos” de alguien de diversas maneras. El escribir quita el temor del decir las cosas, o por lo menos a mí cada vez que me da miedo de decir que odio todo el escribir me ayuda.
Algunas veces el escribir me ayudo a deshacerme de problemas de una forma más fácil que nunca, el hablar con alguien al frente siempre me produjo pavor y más cuando tengo la necesidad de decirle la verdad en la cara, por eso me apoyo en la forma más antigua de la comunicación a distancia o comunicación de “miedosos”: las cartas, hacer una carta puede llevarme días para poner las palabras perfectas de lo que siento, pienso, analizo y creo sobre las personas. Después de entregar una carta solo espero odio o temor por parte del remitente, es el simple hecho de que cuando uno habla se priva de muchas cosas se deja llevar por sentimientos, por la ira y no piensa bien lo que se dice, mientras que una carta, es un discurso totalmente planeado que no permite erra frente a lo que se dice y por eso ahora se habla sobre las palabras prostitutas.
Alguna vez escuche que el escribir era como cocinar, toca llenarlo de sabores, colores y texturas diferentes para que a la gente de todo tipo de temática social le agrade o al menos a la mayor parte de la población, para no dejar de ser justos con los desafortunados no entendidos y mucho menos comprendidos de esta sociedad… algún día yo relacione el escribir con un contrato social que se hace con los lectores, pues dicen que leer abre la mente y llena al mundo de conocimientos y ser un “obrero de la palabra” y ser tan desafortunado de conocer como principio la ignorancia, arruina cualquier menos preciado sabor a conocimiento que se tiene sobre lo que se cree saber.
Sabato famoso escritor argentino alguna vez menciono en uno de sus libros, que le encargaban el futuro a los jóvenes pero los adultos nunca se fijaban que para tener un mejor futuro el cambio comenzaba con uno mismo, y la verdad tengo que admitir que nunca había estado tan de acuerdo con alguien, si primero los adultos quienes serán nuestros futuros primeros jefes cambiaran y dejaran tanta censura a la realidad, el mundo sería mejor y no todo se quedaría en volátiles palabras que se lleva el viento.
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