la verdad no te quise hacer parte de mi vida, solo quería que tú vida fuera parte de este realismo mágico que me persigue.
Un día descubrí que tenía la receta para hacerte feliz. La cogí , la escribí, la arrugue, hice un cucurucho con ella y la bote a la basura, no quería dársela a nadie, no quería que nadie se enterara de como hacerte feliz.
Hasta que un día la viste con esos ojos que solo había visto cuando descubrí la manera de hacerte feliz. Remití mi memoria al olvido, intente asesinarte en mi cabeza, pensé en escribirte mil cartas diciendo que olvidaras tan vergonzoso momento, pero tu solo me mostraste en tú mano una hoja amarilla tan arrugada como mi corazón cuando la vi, que decía: Receta para hacerla feliz. Pensé tantas cosas, me enfadé, y te dije que no quería saber más de ti, qué me hacías daño, y solo me diste la hoja y te fuiste con los ojos aguados, y yo furibunda cogí la hoja la desarrugué y comencé a leerla.
Encontré la receta para conquistarla, para amarla,
para poder entenderla:
- dosis diaria de abrazos
- un beso apasionados cada dos horas
- besos mariposas y esquimal cada vez que pueda.
- una llamada cada vez que sea necesario
- besos trompeta cada vez que este en mi cama después de descansar de hacer el amor durante horas.
darle chocolates- leer libros infantiles y contarle las historias de esos libros
- invitarla a cine (nunca a ver películas de terror
- chistes nuevos cada 1 ó 2 semana.
- hacer sándwich de diferentes sabores.
- hacerle el amor de varias formar y siempre sorprenderla.
- nunca regalarle flores ni muñecos.
- llevarle una canción cada vez que encuentre una para ella.
- Amarla todo el tiempo...
- ...
receta solo para hacerla feliz a Ella.
entregársela cuando Ella descubra la receta tuya.
AL FIN ENCONTRASTE MI RECETA QUE TAN SOLÓ TIENE UNA
VIÑETA
- encontrar a quien hizo la receta de mi felicidad.
Al terminarla de leer, me fui corriendo pero ya no estaba, comencé a escribirle cartas que nunca le entregaría y escuchar canciones que él nunca sabría que escucho para acordarme de él.
Después de varios años nos volvimos a encontrar, pero ya no lo quería como antes y él a mi tampoco, le entregue las cartas que pensé nunca entregarle, y él tan solo suspiro y dijo -fue tan hermoso enamorarnos- yo lo mire y le dije -nunca nos enamoramos-, él metió su mano en el bolsillo, saco su billetera y de ella un papel amarillo y me dijo -nunca lo supimos- se voltio y se fue.